Saint Sepulcre

domingo, enero 22, 2006

Viaje a Meztitla, EEAS 1a parte

Como todo viaje, no comenzó éste el día exacto de la partida, sino mucho antes… preparar las maletas, que en este caso no eran maletas sino mochilas de acampado, aunque tal vez sí, un poco amaletadas, porque no se trataba de un campamento común, en que lo más importante sería sobrevivir con lo mínimo indispensable. No. El asunto de la comida no sería del todo apremiante, sino secundario, porque ir a los Encuentros de Expresión y Arte Scout es más bien un pretexto para turistear, para conocer gente y saludar amigos muy lejanos que no te has encontrado en mucho tiempo, aquellos de una recóndita provincia a los que tal vez, y sólo tal vez, volverás a ver al año siguiente.


Esta es la historia del viaje como la vivimos los miembros del Clan Saint Sepulcre del grupo 42 Guadalajara, y comienza el jueves 17 de Noviembre, cuando comprendieron que toda la planeación, que había tomado varios meses, era insuficiente. No es una de las cualidades como Clan, pero es una realidad eso de que se tiende a posponer las cosas a último minuto. "Es para ponerle más emoción al asunto" dice Erick, "el Pooh".

Entre las cosas que no habían preparado estaba el practicar la elaboración de la portada del campamento, porque tan sólo un par de días atrás Jalil y Robert habían conseguido los bambúes que constituían la estructura… y todavía estaban verdes. Muy resbalosos. A Jalil y Armando, quien fue jefe de la sección por un corto tiempo, les costó mucho trabajo levantar la portada, y eso que Armando es una eminencia en aquello de los amarres y los nudos. Para cuando llegó Juan Pablo, "Mahatma" ya había oscurecido y la estructura seguía ahí. Hubo que desmontarla para cargarla en la camioneta de Roberto, quien llegó poco después. Y a preparar la ficha técnica que explicaría la organización del campamento.

Resulta difícil concebir cómo es que el campamento, a pesar de todo, no fue un fracaso, considerando todos los pendientes que no estaban resueltos. De casa de Jalil tuvieron que ir al parque a esperar a Tony y Pooh, buscar los radios y después a comprar la comida. Se supone que la salida del camión sería a las once de la noche, en un parque que estaba a una hora del punto de reunión y que nadie sabía exactamente dónde quedaba, y a las ocho y media aún no se habían aprovisionado. La excursión al Wal-Mart fue de lo más divertido. Mientras Tony se estacionaba en Plaza Galerías, Roberto, Mahatma y Jalil entraban al supermercado para comprar lo que habían pensado como menú, y mantenían comunicación con Tony a través de los radios, que se cruzaban con la frecuencia de los guardias de seguridad. Se pasearon trepados en el carrito del supermercado cual chiquillos en un parque de diversiones, y después vino la polémica decisión acerca de qué lámpara comprar para el uso del Clan.

Una vez de vuelta en el parque se organizó la salida repartidos entre el carro de Tony y la camioneta de Roberto, donde iba todo el equipo. Ya en el otro parque el mar de gente hacía pensar que el camión ahí estacionado no sería suficiente, así que descargaron las cosas junto al camión y buscaron al encargado para asegurar los asientos. Las claneras y expedicionarias ya estaban ahí, pero faltaba aún que llegara Adrián, "el Zote", un expedicionario en ruta de enlace que estaría acompañando al Clan. Después que llegó, y con un poco de retraso, el chofer arrancó cargado de un grupo de Scouts de varios lugares de Guadalajara, Puerto Vallarta y hasta Nayarit, y salió de Guadalajara tranquilamente, como preparándoles para entrar en la inconciencia del sueño. Y no tanto, porque un rato después apareció en las pálidas pantallas una película de Harry Potter, que con su terrible doblaje a la española lograba impedir que algunos se entregaran a dormir.

Las ruedas avanzaron por la carretera a la par que la noche, y la alborada sorprendió al chofer perdido entre las calles de Toluca. Lo que todos se preguntan es ¿por qué demonios entró a Toluca el tipo? Nadie sabe qué tenía ese hombre en la cabeza, porque un rato después estuvo dando vueltas por el periférico de la ciudad de México, tal vez quería pasear a los viajeros, para que conocieran Plaza Perisur, el Ajusco, el Tec de Monterrey, vaya nadie a saber. Dio el mediodía y apenas en la salida a Morelos. Qué desperdicio del tiempo. Un par de paradas técnicas para ir al baño y tomar un refrigerio entretuvieron un poco más la agenda, y la llegada a Tepoztlán fue hacia las dos de la tarde. Dado que el registro al evento comenzaba a las cuatro, dio tiempo para que, quedándose Jalil y Samanta a hacer fila, los demás se pasearan por el pueblo